Marco Fidel Suárez (*Hatoviejo, 23 de abril de 1855 - † Bogotá, 3 de abril de 1927) fue un escritor y político colombiano, que desempeñó el cargo de Presidente de la República en el período comprendido entre los años 1918 y 1921.
Niñez y Adolescencia
Marco Fidel Suárez vivió su niñez junto con su hermana Soledad al lado de su madre Rosalía en una choza con piso de tierra y techo de paja. Rosalía ganaba apenas lo necesario para el sustento de su familia, lavando ropa y amasando galletas. Por eso el pequeño Marco se veía en la obligación de ayudarla, vendiendo las galletas antes de ir a la escuela. Como estudiante comenzó a destacarse y es así que sus maestros y superiores notaron en él grandes dotes.
En 1869, a los 14 años de edad y por iniciativa de un sacerdote amigo, lo matricularon en el Seminario de Medellín, ciudad cercana a su natal Hatoviejo (hoy Bello). Allí se destacó siempre por su gran aplicación y conducta ejemplar. Estudió latinidad, filosofía, sagrada escritura, derecho canónico, teología dogmática e historia eclesiástica. Tres años después ya era maestro escolar de filosofía y gramática. En 1876 cursó su último año de estudios en el seminario y de inmediato comenzó a estudiar derecho canónico y teología dogmática. Para entonces se dedicaba a la enseñanza de la filosofía, la gramática y la física.
En octubre de 1877 se vinculó como maestro a la Escuela de Varones de Hatoviejo en momentos en que su región, Antioquia, pasaba por momentos de inestabilidad política. La guerra civil se desató y en 1879 Marco Fidel se unió al ejército. En el mismo campo de batalla alcanzó a ser nombrado teniente. Meses más tarde, cuando la situación se tornó calma, regresó a Hatoviejo pero ya había perdido su puesto como maestro. Fue cuando decidió trasladarse a Bogotá, alentado por un amigo que le prometió ayudar a su madre y a su hermana en tanto él se ubicaba.
El Intelectual Reconocido
En 1880 llegó a Bogotá y se presentó con sus recomendaciones en el Colegio del Espíritu Santo, dirigido por los destacados académicos Sergio Arboleda y Carlos Martínez Silva. Fue aceptado, y de 1880 a 1884 se desempeñó simultáneamente como alumno y profesor. El 12 de diciembre de 1881, a los 26 años de edad, entró por la puerta grande de la vida literaria al ser premiado por la Academia Colombiana de la Lengua por su Ensayo sobre la Gramática Castellana de don Andrés Bello. Desde esa fecha quedó consagrado como autoridad en gramática y literatura. Poco después pasó a ser director encargado de la Biblioteca Nacional en reemplazo del eminente Miguel Antonio Caro, y luego completó sus vínculos con una generación de sabios al desempeñarse como amanuense de Rufino José Cuervo.
En 1883 Miguel Antonio Caro y Carlos Martínez Silva propusieron a Marco Fidel Suárez para individuo de número de la Academia Colombiana de la Lengua. Al año siguiente, la Real Academia Española confirmó esa elección y lo nombró correspondiente suyo. En 1885, al cumplir 30 años, entró de oficial mayor de la Secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores para iniciar así la carrera como internacionalista, una de sus facetas más interesantes y menos divulgadas. Toda su vida se interesó por afirmar la posición de su país en el concierto de las naciones y con ese propósito trabajó no sólo en el ministerio del ramo sino también como consultor, periodista y maestro, ya que en 1888 entró al Colegio del Rosario para dictar el curso de derecho internacional público. El 10 de marzo de 1891 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Carlos Holguín, y el 7 de agosto de 1892, cuando se posesionó en la Presidencia Miguel Antonio Caro, lo confirmó como ministro de Relaciones Exteriores. En 1895 contrajo matrimonio con Isabel Orrantia y Borda, prima de Miguel Antonio Caro y perteneciente a una aristocrática familia bogotana.
Inmersión en la Política
A partir del año de 1896 Suárez se adentró en el mundo de la política, tan ajeno a su espíritu y a su carácter. Ese mundo exigía un temperamento que no era el suyo. Siempre se sintió perdido en una selva donde sus palabras eran mal interpretadas y sus motivos distorsionados. En 1898 se posesionó como presidente Manuel Antonio Sanclemente y nombró a Suárez ministro de Instrucción Pública. Otros dos acontecimientos familiares marcaron para Suárez esa época: el nacimiento de su hijo Gabriel y el fallecimiento, muy poco después, de su esposa Isabel, a quien adoraba. El 31 de julio de 1900 cayó el presidente Sanclemente y asumió el poder el vicepresidente. Suárez dejó el ministerio a su cargo como protesta ante lo que consideró un golpe de Estado. El 1 de octubre de 1902, a los 47 años, fue elegido miembro numerario de la Academia Colombiana de Historia.
Durante los seis años siguientes se distanció un poco de la política activa y se dedicó más a su familia y a su profesión. En 1910 fue nombrado de nuevo ministro de Instrucción Pública por el entonces presidente Carlos Eugenio Restrepo. En 1912 entró de lleno en la reorganización de su partido político, el conservador. Suárez gustaba de llamarse a sí mismo «el campanero de la Unión conservadora», recordando las épocas del seminario en las que debía tocar la campana para llamar a misa. Es así que poco después los parlamentarios conservadores aprobaron por unanimidad una proposición por la cual Suárez quedaba como director único de los conservadores. Al año siguiente, 1913, se instaló la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, creada por el presidente Restrepo con el fin de redactar un nuevo tratado con los Estados Unidos tendiente a regular las relaciones entre los dos países después del despojo de Panamá. Suárez fue elegido presidente de esa comisión, la que se reunió durante seis meses y recomendó que a las reparaciones morales debían unirse otras de índole práctica, como lo sería el compromiso de que Colombia gozara a perpetuidad de libre tránsito por el Canal y libre comercio para sus productos. El tratado se firmó en 1914 entre los dos gobiernos y posteriormente fue aprobado por los respectivos congresos.
Ese acto dividiría la opinión de los colombianos y tendrá una importancia decisiva en la vida política de Suárez. Ese mismo año Suárez ocupó una curul en el Senado y fue elegido presidente de esa corporación. Como tal, el 7 de agosto dio posesión de la Presidencia a José Vicente Concha, quien lo nombró su ministro de Relaciones Exteriores.
El 11 de septiembre del mismo año, 1914, en la segunda asamblea general del primer Congreso Eucarístico Nacional, Suárez leyó su famosa Oración a Jesucristo, obra magna de la oratoria sagrada.
La Presidencia
En 1917, la mayoría conservadora del Congreso lanzó la candidatura de Suárez a la presidencia. El 12 de agosto se llevó a cabo una manifestación pública de respaldo a dicha candidatura, y al aceptar dijo: «El suelo de Colombia es estéril para la simiente de la arbitrariedad». El 29 de octubre Suárez presentó su renuncia al Ministerio de Relaciones Exteriores, y el 14 de noviembre se separó del cargo de director del Partido Conservador. El 10 de febrero de 1918 Marco Fidel Suárez fue elegido presidente de la República mediante votación popular. Le ganó en franca lid a su copartidario Guillermo León Valencia: 216.595 votos frente a 166.498. El 27 de junio el Gran Consejo Electoral verificó el escrutinio y al día siguiente le entregó la credencial al nuevo Presidente. El 7 de agosto, a los 63 años de edad, Marco Fidel Suárez se posesionó de la Presidencia ante el Senado presidido por Pedro Nel Ospina.
Poco después, 14 de octubre de 1918, de nuevo la tragedia tocaría la más íntima fibra de Suárez. En Pittsburgh, Estados Unidos, a la edad de 19 años, moría su hijo Gabriel Suárez Orrantia, víctima de la "spanish influenza", la que ocasionó estragos en el mundo entero. Había llegado a ese país dos años antes para estudiar ingeniería eléctrica. Fue enterrado en Nueva York. La muerte de su hijo fue una pena de la que Suárez no se repuso jamás. Las circunstancias de su deceso, en un país extraño y sin verdaderos amigos que lo ayudaran, hicieron más amarga la pena. Solamente pudo consolarse al recibir una carta del sacerdote que lo había auxiliado en su lecho de muerte. Pensó en algún momento en viajar de incógnito a los Estados Unidos para visitar la tumba de su hijo, pero este anhelo nunca se cumplió.
El 27 de noviembre sancionó la ley 58 de 1918 que creó el impuesto sobre la renta, uno de sus grandes logros en materia de ordenamiento económico y que contribuyó en gran manera a iniciar una toma de conciencia sobre los problemas fiscales del país.
El 11 de enero de 1919 salió de Bogotá en visita a la Costa Atlántica. Este viaje, lleno de peripecias, tenía por objeto conocer esas regiones olvidadas del gobierno central; empaparse de sus problemas. Asimismo, lograr un mejor entendimiento con los departamentos que habían formado la Liga Costeña, a la que algunos habían atribuido intenciones separatistas. El 10 de febrero pasó la noche en Bello (antes Hatoviejo), su pueblo natal. Había pedido que no se le hicieran homenajes ni festejos y en ese sentido había escrito al gobernador de Antioquia. Cuentan que al llegar a la humilde choza donde vivió, se volvió hacia sus ministros y dijo: Aquí nací yo, señorías.
La Controversia
En 1919 se cumplía el primer centenario de la batalla de Boyacá (la que determinó la independencia definitiva de España) y entre las celebraciones se planeaba un desfile militar. Pero los oficiales y la tropa carecían de uniformes adecuados y el intendente general del ejército celebró un contrato con el señor Agustín Pastor para el suministro de diez mil "vestidos de cuartel". Pero los artesanos, alentados por algunos agitadores, protestaron por la compra de esos uniformes y la importación de botas, alegando que en el país se elaboraban esos mismos artículos de igual o mejor calidad. El 15 de marzo, en sesión del Consejo de Ministros, se decidió no aprobar el contrato firmado con el señor Pastor, pero la manifestación ya estaba organizada. Los manifestantes se dirigieron al Palacio Presidencial donde exigieron la presencia del presidente en uno de los balcones. Suárez salió y les leyó la contestación a las peticiones formuladas. Pero llovía a cántaros y no logró hacerse oír entre los gritos de los obreros. Hizo subir entonces a los organizadores a los salones de Palacio para explicarles que el decreto había sido derogado y que ya no había motivo de protesta. Sólo que la multitud empezó a gritar consignas en contra del gobierno y vivas al partido liberal y al partido socialista, se enardecieron los ánimos y los organizadores ya no pudieron controlar a los manifestantes, que empezaron a tirar piedras y otros artefactos. Los obreros enfurecidos atacaron a los soldados. Se oyó una descarga y entre el pánico de los manifestantes y la angustia de los organizadores se descubrió que la descarga había dejado varios muertos.
En el Diario Oficial del 29 de marzo de 1919 aparecieron publicados tres partes rendidos al Ministerio de Guerra por el general Pedro Sicard Briceño, el capitán A. Tamayo y el general Juan F. Urdaneta, en los cuales informaban que se hicieron disparos al aire con el objeto de defender al Palacio y a la persona del presidente, pero que no se sabía quién dio la orden de disparar contra el pueblo. Este trágico suceso, tan contrario al espíritu pacífico de Suárez, marcó la separación entre el gobierno y la oposición, que recrudeció sus acusaciones.
Caballero y Visionario
El 29 de mayo de 1919 el papa Benedicto XV hizo a Suárez Caballero de Primera Clase o Gran Cruz de la Orden Piana. El 7 de agosto se celebró el centenario de la Batalla de Boyacá (la que marcó la emancipación de España), y en el histórico puente el Presidente leyó alocuciones a los colombianos y al ejército. El 25 de agosto, a bordo de un trasatlántico estadounidense, llegó a Cartagena el cadáver de Gabriel Suárez. El costo de la repatriación de estos restos fue la causa directa de la venta de sus sueldos e indirecta de su separación del poder. El 28 de agosto, Suárez dictó el decreto 1667 «por el cual se crea una condecoración». Creó la "Cruz de Boyacá" con el ánimo de resaltar la labor de aquellos oficiales del ejército destacados; condecoración que después se hizo extensiva a los civiles y que constituye hoy el máximo galardón que puede otorgar el Presidente de la República.
El 26 de noviembre contrajo matrimonio su hija María Antonia con Roberto Morales Olaya, de cuya unión nacieron cuatro hijos: Gabriel, Isabel, José María y Teresa. El 5 de diciembre se fundó en Barranquilla la empresa de aviación SCADTA (Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo), la que se inauguró en julio de 1920. Puede verse aquí la percepción que tenía Suárez del futuro, pues Colombia fue pionera en transporte aéreo en América Latina. Asimismo, el 31 de diciembre sancionó la ley 126 sobre aviación militar en Colombia. A comienzos de 1920, Suárez inició un recorrido por el sur del país, entusiasmado por el éxito obtenido en su correría por la costa atlántica. Viajó en medio de terribles incomodidades, dándose cuenta de la dificultad de las comunicaciones y de la urgencia de desarrollar vías férreas que unieran estas regiones de la patria, tan lejanas y olvidadas. El 4 de abril de 1920 se encontró en el puente de Rumichaca con el presidente del Ecuador, Alfredo Baquerizo Moreno. Ambos festejaron los resultados del tratado de límites de 1916 y colocaron la primera piedra de un monumento conmemorativo. Suárez pronunció allí su discurso sobre la "armonía bolivariana", en el que, fiel a los deseos del Libertador, expuso una doctrina cuyos objetivos eran reunir a las naciones liberadas por Simón Bolívar para que se prestaran mutuo apoyo y respaldo.
La Renuncia
El día 9 de noviembre de 1921 Suárez envió al presidente del Senado una misiva en la que le hacía saber su determinación de separarse de la presidencia. Dos días después hizo efectiva esa separación y asumió el mando el primer designado, Jorge Holguín. El 24 de diciembre fue sancionada la ley 56 de 1921 mediante la cual se aprobaba el tratado con los Estados Unidos. El 30 de marzo de 1922, Suárez ofreció al Ministro de Relaciones Exteriores entregar las condecoraciones que había recibido de los gobiernos de Italia, España y Venezuela.
Don Marco Fidel había escrito un folleto en el que se defendía de las vehementes acusaciones que le había proferido el congresista Laureano Gómez; folleto que fue impreso en los talleres de los padres salesianos.[cita requerida] De allí fue robado y los originales fueron a parar a manos de Gómez, quien los publicó no sin agregar una foto de sí mismo y una nota explicativa de la manera misteriosa como esos escritos habían llegado a su poder. Por esa irregularidad se abrió una investigación. Sólo que varios días después se suicidó el soldado Aurelio Velandia, a quien se había acusado del robo del folleto de don Marco. El Diario Nacional publicó la defensa de Suárez con el título "Honores y deshonra".
El 14 de noviembre de 1925 la Cámara de Representantes absolvió a Suárez. El 7 de agosto de 1926 se posesionó de la Presidencia de la República Miguel Abadía Méndez, y nombró a Suárez ministro de Relaciones Exteriores, pero éste no aceptó. El 25 de septiembre el Senado lo reeligió como miembro de la Comisión Asesora del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Los Sueños de Luciano Pulgar
El 10 de mayo de 1925 apareció en El Nuevo Tiempo un artículo llamado "Un sueño", primero de la serie que bajo el nombre de Los sueños de Luciano Pulgar aseguraron a Suárez un lugar en la literatura colombiana. Los sueños, publicados hasta poco antes de su muerte, son un compendio de su saber enciclopédico, de sus variados y amenos recuerdos y un mosaico de las gentes que lo supieron apreciar y le dejaron huella. Combina estudios sobre temas gramaticales con trozos de historia y descripciones de paisajes que admiró en sus extensos recorridos por la geografía de su patria. En fin, por la tersura de su prosa y la pureza de su estilo son considerados ejemplos clásicos de la literatura colombiana.
El 9 de marzo de 1927, El Nuevo Tiempo publicó "El sueño del Padre Nilo", su último escrito. El 29, el párroco de San Victorino, presbítero Eliécer Gómez, le administró los santos sacramentos. El 3 de abril de 1927, domingo, a las 11 de la noche, murió a los 72 años.
Niñez y Adolescencia
Marco Fidel Suárez vivió su niñez junto con su hermana Soledad al lado de su madre Rosalía en una choza con piso de tierra y techo de paja. Rosalía ganaba apenas lo necesario para el sustento de su familia, lavando ropa y amasando galletas. Por eso el pequeño Marco se veía en la obligación de ayudarla, vendiendo las galletas antes de ir a la escuela. Como estudiante comenzó a destacarse y es así que sus maestros y superiores notaron en él grandes dotes.
En 1869, a los 14 años de edad y por iniciativa de un sacerdote amigo, lo matricularon en el Seminario de Medellín, ciudad cercana a su natal Hatoviejo (hoy Bello). Allí se destacó siempre por su gran aplicación y conducta ejemplar. Estudió latinidad, filosofía, sagrada escritura, derecho canónico, teología dogmática e historia eclesiástica. Tres años después ya era maestro escolar de filosofía y gramática. En 1876 cursó su último año de estudios en el seminario y de inmediato comenzó a estudiar derecho canónico y teología dogmática. Para entonces se dedicaba a la enseñanza de la filosofía, la gramática y la física.
En octubre de 1877 se vinculó como maestro a la Escuela de Varones de Hatoviejo en momentos en que su región, Antioquia, pasaba por momentos de inestabilidad política. La guerra civil se desató y en 1879 Marco Fidel se unió al ejército. En el mismo campo de batalla alcanzó a ser nombrado teniente. Meses más tarde, cuando la situación se tornó calma, regresó a Hatoviejo pero ya había perdido su puesto como maestro. Fue cuando decidió trasladarse a Bogotá, alentado por un amigo que le prometió ayudar a su madre y a su hermana en tanto él se ubicaba.
El Intelectual Reconocido
En 1880 llegó a Bogotá y se presentó con sus recomendaciones en el Colegio del Espíritu Santo, dirigido por los destacados académicos Sergio Arboleda y Carlos Martínez Silva. Fue aceptado, y de 1880 a 1884 se desempeñó simultáneamente como alumno y profesor. El 12 de diciembre de 1881, a los 26 años de edad, entró por la puerta grande de la vida literaria al ser premiado por la Academia Colombiana de la Lengua por su Ensayo sobre la Gramática Castellana de don Andrés Bello. Desde esa fecha quedó consagrado como autoridad en gramática y literatura. Poco después pasó a ser director encargado de la Biblioteca Nacional en reemplazo del eminente Miguel Antonio Caro, y luego completó sus vínculos con una generación de sabios al desempeñarse como amanuense de Rufino José Cuervo.
En 1883 Miguel Antonio Caro y Carlos Martínez Silva propusieron a Marco Fidel Suárez para individuo de número de la Academia Colombiana de la Lengua. Al año siguiente, la Real Academia Española confirmó esa elección y lo nombró correspondiente suyo. En 1885, al cumplir 30 años, entró de oficial mayor de la Secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores para iniciar así la carrera como internacionalista, una de sus facetas más interesantes y menos divulgadas. Toda su vida se interesó por afirmar la posición de su país en el concierto de las naciones y con ese propósito trabajó no sólo en el ministerio del ramo sino también como consultor, periodista y maestro, ya que en 1888 entró al Colegio del Rosario para dictar el curso de derecho internacional público. El 10 de marzo de 1891 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Carlos Holguín, y el 7 de agosto de 1892, cuando se posesionó en la Presidencia Miguel Antonio Caro, lo confirmó como ministro de Relaciones Exteriores. En 1895 contrajo matrimonio con Isabel Orrantia y Borda, prima de Miguel Antonio Caro y perteneciente a una aristocrática familia bogotana.
Inmersión en la Política
A partir del año de 1896 Suárez se adentró en el mundo de la política, tan ajeno a su espíritu y a su carácter. Ese mundo exigía un temperamento que no era el suyo. Siempre se sintió perdido en una selva donde sus palabras eran mal interpretadas y sus motivos distorsionados. En 1898 se posesionó como presidente Manuel Antonio Sanclemente y nombró a Suárez ministro de Instrucción Pública. Otros dos acontecimientos familiares marcaron para Suárez esa época: el nacimiento de su hijo Gabriel y el fallecimiento, muy poco después, de su esposa Isabel, a quien adoraba. El 31 de julio de 1900 cayó el presidente Sanclemente y asumió el poder el vicepresidente. Suárez dejó el ministerio a su cargo como protesta ante lo que consideró un golpe de Estado. El 1 de octubre de 1902, a los 47 años, fue elegido miembro numerario de la Academia Colombiana de Historia.
Durante los seis años siguientes se distanció un poco de la política activa y se dedicó más a su familia y a su profesión. En 1910 fue nombrado de nuevo ministro de Instrucción Pública por el entonces presidente Carlos Eugenio Restrepo. En 1912 entró de lleno en la reorganización de su partido político, el conservador. Suárez gustaba de llamarse a sí mismo «el campanero de la Unión conservadora», recordando las épocas del seminario en las que debía tocar la campana para llamar a misa. Es así que poco después los parlamentarios conservadores aprobaron por unanimidad una proposición por la cual Suárez quedaba como director único de los conservadores. Al año siguiente, 1913, se instaló la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, creada por el presidente Restrepo con el fin de redactar un nuevo tratado con los Estados Unidos tendiente a regular las relaciones entre los dos países después del despojo de Panamá. Suárez fue elegido presidente de esa comisión, la que se reunió durante seis meses y recomendó que a las reparaciones morales debían unirse otras de índole práctica, como lo sería el compromiso de que Colombia gozara a perpetuidad de libre tránsito por el Canal y libre comercio para sus productos. El tratado se firmó en 1914 entre los dos gobiernos y posteriormente fue aprobado por los respectivos congresos.
Ese acto dividiría la opinión de los colombianos y tendrá una importancia decisiva en la vida política de Suárez. Ese mismo año Suárez ocupó una curul en el Senado y fue elegido presidente de esa corporación. Como tal, el 7 de agosto dio posesión de la Presidencia a José Vicente Concha, quien lo nombró su ministro de Relaciones Exteriores.
El 11 de septiembre del mismo año, 1914, en la segunda asamblea general del primer Congreso Eucarístico Nacional, Suárez leyó su famosa Oración a Jesucristo, obra magna de la oratoria sagrada.
La Presidencia
En 1917, la mayoría conservadora del Congreso lanzó la candidatura de Suárez a la presidencia. El 12 de agosto se llevó a cabo una manifestación pública de respaldo a dicha candidatura, y al aceptar dijo: «El suelo de Colombia es estéril para la simiente de la arbitrariedad». El 29 de octubre Suárez presentó su renuncia al Ministerio de Relaciones Exteriores, y el 14 de noviembre se separó del cargo de director del Partido Conservador. El 10 de febrero de 1918 Marco Fidel Suárez fue elegido presidente de la República mediante votación popular. Le ganó en franca lid a su copartidario Guillermo León Valencia: 216.595 votos frente a 166.498. El 27 de junio el Gran Consejo Electoral verificó el escrutinio y al día siguiente le entregó la credencial al nuevo Presidente. El 7 de agosto, a los 63 años de edad, Marco Fidel Suárez se posesionó de la Presidencia ante el Senado presidido por Pedro Nel Ospina.
Poco después, 14 de octubre de 1918, de nuevo la tragedia tocaría la más íntima fibra de Suárez. En Pittsburgh, Estados Unidos, a la edad de 19 años, moría su hijo Gabriel Suárez Orrantia, víctima de la "spanish influenza", la que ocasionó estragos en el mundo entero. Había llegado a ese país dos años antes para estudiar ingeniería eléctrica. Fue enterrado en Nueva York. La muerte de su hijo fue una pena de la que Suárez no se repuso jamás. Las circunstancias de su deceso, en un país extraño y sin verdaderos amigos que lo ayudaran, hicieron más amarga la pena. Solamente pudo consolarse al recibir una carta del sacerdote que lo había auxiliado en su lecho de muerte. Pensó en algún momento en viajar de incógnito a los Estados Unidos para visitar la tumba de su hijo, pero este anhelo nunca se cumplió.
El 27 de noviembre sancionó la ley 58 de 1918 que creó el impuesto sobre la renta, uno de sus grandes logros en materia de ordenamiento económico y que contribuyó en gran manera a iniciar una toma de conciencia sobre los problemas fiscales del país.
El 11 de enero de 1919 salió de Bogotá en visita a la Costa Atlántica. Este viaje, lleno de peripecias, tenía por objeto conocer esas regiones olvidadas del gobierno central; empaparse de sus problemas. Asimismo, lograr un mejor entendimiento con los departamentos que habían formado la Liga Costeña, a la que algunos habían atribuido intenciones separatistas. El 10 de febrero pasó la noche en Bello (antes Hatoviejo), su pueblo natal. Había pedido que no se le hicieran homenajes ni festejos y en ese sentido había escrito al gobernador de Antioquia. Cuentan que al llegar a la humilde choza donde vivió, se volvió hacia sus ministros y dijo: Aquí nací yo, señorías.
La Controversia
En 1919 se cumplía el primer centenario de la batalla de Boyacá (la que determinó la independencia definitiva de España) y entre las celebraciones se planeaba un desfile militar. Pero los oficiales y la tropa carecían de uniformes adecuados y el intendente general del ejército celebró un contrato con el señor Agustín Pastor para el suministro de diez mil "vestidos de cuartel". Pero los artesanos, alentados por algunos agitadores, protestaron por la compra de esos uniformes y la importación de botas, alegando que en el país se elaboraban esos mismos artículos de igual o mejor calidad. El 15 de marzo, en sesión del Consejo de Ministros, se decidió no aprobar el contrato firmado con el señor Pastor, pero la manifestación ya estaba organizada. Los manifestantes se dirigieron al Palacio Presidencial donde exigieron la presencia del presidente en uno de los balcones. Suárez salió y les leyó la contestación a las peticiones formuladas. Pero llovía a cántaros y no logró hacerse oír entre los gritos de los obreros. Hizo subir entonces a los organizadores a los salones de Palacio para explicarles que el decreto había sido derogado y que ya no había motivo de protesta. Sólo que la multitud empezó a gritar consignas en contra del gobierno y vivas al partido liberal y al partido socialista, se enardecieron los ánimos y los organizadores ya no pudieron controlar a los manifestantes, que empezaron a tirar piedras y otros artefactos. Los obreros enfurecidos atacaron a los soldados. Se oyó una descarga y entre el pánico de los manifestantes y la angustia de los organizadores se descubrió que la descarga había dejado varios muertos.
En el Diario Oficial del 29 de marzo de 1919 aparecieron publicados tres partes rendidos al Ministerio de Guerra por el general Pedro Sicard Briceño, el capitán A. Tamayo y el general Juan F. Urdaneta, en los cuales informaban que se hicieron disparos al aire con el objeto de defender al Palacio y a la persona del presidente, pero que no se sabía quién dio la orden de disparar contra el pueblo. Este trágico suceso, tan contrario al espíritu pacífico de Suárez, marcó la separación entre el gobierno y la oposición, que recrudeció sus acusaciones.
Caballero y Visionario
El 29 de mayo de 1919 el papa Benedicto XV hizo a Suárez Caballero de Primera Clase o Gran Cruz de la Orden Piana. El 7 de agosto se celebró el centenario de la Batalla de Boyacá (la que marcó la emancipación de España), y en el histórico puente el Presidente leyó alocuciones a los colombianos y al ejército. El 25 de agosto, a bordo de un trasatlántico estadounidense, llegó a Cartagena el cadáver de Gabriel Suárez. El costo de la repatriación de estos restos fue la causa directa de la venta de sus sueldos e indirecta de su separación del poder. El 28 de agosto, Suárez dictó el decreto 1667 «por el cual se crea una condecoración». Creó la "Cruz de Boyacá" con el ánimo de resaltar la labor de aquellos oficiales del ejército destacados; condecoración que después se hizo extensiva a los civiles y que constituye hoy el máximo galardón que puede otorgar el Presidente de la República.
El 26 de noviembre contrajo matrimonio su hija María Antonia con Roberto Morales Olaya, de cuya unión nacieron cuatro hijos: Gabriel, Isabel, José María y Teresa. El 5 de diciembre se fundó en Barranquilla la empresa de aviación SCADTA (Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo), la que se inauguró en julio de 1920. Puede verse aquí la percepción que tenía Suárez del futuro, pues Colombia fue pionera en transporte aéreo en América Latina. Asimismo, el 31 de diciembre sancionó la ley 126 sobre aviación militar en Colombia. A comienzos de 1920, Suárez inició un recorrido por el sur del país, entusiasmado por el éxito obtenido en su correría por la costa atlántica. Viajó en medio de terribles incomodidades, dándose cuenta de la dificultad de las comunicaciones y de la urgencia de desarrollar vías férreas que unieran estas regiones de la patria, tan lejanas y olvidadas. El 4 de abril de 1920 se encontró en el puente de Rumichaca con el presidente del Ecuador, Alfredo Baquerizo Moreno. Ambos festejaron los resultados del tratado de límites de 1916 y colocaron la primera piedra de un monumento conmemorativo. Suárez pronunció allí su discurso sobre la "armonía bolivariana", en el que, fiel a los deseos del Libertador, expuso una doctrina cuyos objetivos eran reunir a las naciones liberadas por Simón Bolívar para que se prestaran mutuo apoyo y respaldo.
La Renuncia
El día 9 de noviembre de 1921 Suárez envió al presidente del Senado una misiva en la que le hacía saber su determinación de separarse de la presidencia. Dos días después hizo efectiva esa separación y asumió el mando el primer designado, Jorge Holguín. El 24 de diciembre fue sancionada la ley 56 de 1921 mediante la cual se aprobaba el tratado con los Estados Unidos. El 30 de marzo de 1922, Suárez ofreció al Ministro de Relaciones Exteriores entregar las condecoraciones que había recibido de los gobiernos de Italia, España y Venezuela.
Don Marco Fidel había escrito un folleto en el que se defendía de las vehementes acusaciones que le había proferido el congresista Laureano Gómez; folleto que fue impreso en los talleres de los padres salesianos.[cita requerida] De allí fue robado y los originales fueron a parar a manos de Gómez, quien los publicó no sin agregar una foto de sí mismo y una nota explicativa de la manera misteriosa como esos escritos habían llegado a su poder. Por esa irregularidad se abrió una investigación. Sólo que varios días después se suicidó el soldado Aurelio Velandia, a quien se había acusado del robo del folleto de don Marco. El Diario Nacional publicó la defensa de Suárez con el título "Honores y deshonra".
El 14 de noviembre de 1925 la Cámara de Representantes absolvió a Suárez. El 7 de agosto de 1926 se posesionó de la Presidencia de la República Miguel Abadía Méndez, y nombró a Suárez ministro de Relaciones Exteriores, pero éste no aceptó. El 25 de septiembre el Senado lo reeligió como miembro de la Comisión Asesora del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Los Sueños de Luciano Pulgar
El 10 de mayo de 1925 apareció en El Nuevo Tiempo un artículo llamado "Un sueño", primero de la serie que bajo el nombre de Los sueños de Luciano Pulgar aseguraron a Suárez un lugar en la literatura colombiana. Los sueños, publicados hasta poco antes de su muerte, son un compendio de su saber enciclopédico, de sus variados y amenos recuerdos y un mosaico de las gentes que lo supieron apreciar y le dejaron huella. Combina estudios sobre temas gramaticales con trozos de historia y descripciones de paisajes que admiró en sus extensos recorridos por la geografía de su patria. En fin, por la tersura de su prosa y la pureza de su estilo son considerados ejemplos clásicos de la literatura colombiana.
El 9 de marzo de 1927, El Nuevo Tiempo publicó "El sueño del Padre Nilo", su último escrito. El 29, el párroco de San Victorino, presbítero Eliécer Gómez, le administró los santos sacramentos. El 3 de abril de 1927, domingo, a las 11 de la noche, murió a los 72 años.
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